Comunidad Teológica Evangélica de Chile /Facultad Evangélica de Teología

Más de 60 años sirviendo al pueblo evangélico en Chile 

La CTE fue fundada en Santiago de Chile el año 1964. El propósito principal era ofrecer programas de formación bíblico-teológica a candidatos y candidatas al ministerio pastoral de las diversas iglesias evangélicas presentes en Chile. Antes de la creación de la CTE, quienes deseaban prepararse para el ministerio debían estudiar en la Facultad Evangélica de Teología (FET), en Buenos Aires, Argentina.
La existencia de la CTE es uno de los frutos que ha perdurado en el tiempo del movimiento de cooperación evangélica latinoamericana, que desde 1913 era impulsado por el Comité de Cooperación para América Latina (CCAL), y que el mismo año 1964 daba paso a la constitución de la Comisión Provisional Pro Unidad Evangélica Latinoamericana UNELAM, antecedente directo del Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI). Por ello es que la creación de la CTE tuvo lugar en paralelo con iniciativas similares en Perú y México, país este último donde aún existe la Comunidad Teológica de México. En esta primera etapa, la búsqueda de recursos financieros y humanos para el desarrollo de la CTE también tuvo lugar en el contexto del mencionado movimiento de cooperación ecuménica.
Desde un comienzo la CTE contó con la participación de varias iglesias, incluyendo denominaciones históricas (metodista, presbiteriana, luterana, anglicana) y pentecostales lo cual se mantiene hasta hoy. Según el artículo 2° del Estatuto en su versión original, la CTE fue fundada con el siguiente propósito: “Preparar espiritualmente, intelectualmente y técnicamente a las personas que se sientan llamadas por Dios para dar testimonio de su verdad, para ejercer el ministerio cristiano en toda la comunidad, ya sean pastores, obreros o laicos de ambos sexos”. Pero ese objetivo general se especificaba en las siguientes tareas: a) Ofrecer un programa de educación continua para pastores y pastoras que ya estaban ejerciendo el ministerio en sus iglesias; b) Capacitación laica para hermanas y hermanos de las congregaciones locales chilenas; y c) Ofrecer dos años de estudios teológicos para candidatos y candidatas al ministerio que luego finalizarían dichos estudios en la FET en Buenos Aires.
Así nace la CTE como una institución cristiana de Educación Superior, inspirada en los valores del Evangelio y comprometida con los anhelos y esperanzas de un mundo mejor.
“La historia de la Comunidad Teológica Evangélica de Chile es el relato de una gran visión. La visión de las Iglesias Evangélicas de Chile de todas las tradiciones eclesiásticas, trabajando unidas para que la Palabra de Dios llegue con poder en su forma más fiel para guiar y renovar la vida de nuestras Iglesias, capacitándolas para cumplir mejor su misión redentora. Es la historia de un sueño imposible entregado en manos de personas frágiles. Un sueño irrealizable en plenitud en las mejores circunstancias, pero que se ha llevado adelante en los 59 desde su fundación, en medio de tormentas de incomprensión y división en el seno del pueblo evangélico de Chile. Sin embargo, es un sueño que no podemos dejar, porque no nos deja a nosotros. Dios lo ha inspirado y nos sigue llamando a trabajar por él”.
En el inicio de las actividades, el año 1964, la Comunidad recibió a cinco estudiantes, y ya el año 1965 debido a tensiones y divisiones en el pueblo evangélico chileno, se retiró la Iglesia Pentecostal de Chile. Este clima al interior del mundo evangélico y el deseo de servir a todo el pueblo evangelio de Chile, se ponía cuesta arriba. Este mismo año la sede de la Comunidad se trasladó a la calle Dieciocho 784, comuna de Santiago.
Los primeros años de vida de la CTE se desarrollaron con altos y bajos. Se diseñó un programa de formación orientado mayormente al servicio de las necesidades de las iglesias. Se integraron docentes lo cual dinamizó los programas y actividades, se implementó un curso vespertino. Sin embargo, conseguir estudiantes se hacía tan complejo que el año 1967/8 solo hubo un estudiante en el programa universitario. La permanencia de las iglesias también se hacía difícil y, muestra de ello, es que el año 1967 la Iglesia Presbiteriana retiró a sus docentes de la Comunidad.
En medio de esas dificultades el año 1970, la sede de la CTE se trasladó al primer edificio propio ubicado en Calle Blanco Encalada 1939 y, el año 1971, se incorporó como miembro la Iglesia Evangélica Luterana de Chile. Sin embargo, el año 1973 se retiró la Iglesia Anglicana. Ese mismo año las actividades de la CTE se interrumpieron, algunos docentes abandonaron el país. El año 1974 asumió como rector el pastor Hellmut Gnadt.
Debemos registrar que, tras el golpe cívico-militar en Chile en 1973, la represión alcanzó a la CTE. Agentes de seguridad e inteligencia militar allanaron sus dependencias y persiguieron a algunos de sus docentes, quienes se vieron obligados a partir al exilio, permanecer en la clandestinidad o ser detenidos. Esta situación puso en mayor evidencia que la CTE era un centro de formación crítica, liberal y con un rol profético. Se adscribió a la ya reconocida teología latinoamericana o de la liberación. Durante años, y hasta hoy, esta situación ha marcado su trabajo y le ha dado una impronta distintiva a su propuesta de formación que ofrece mediante sus programas bíblico-teológicos.
Si consideramos el tiempo de vida de la CTE, podemos afirmar que durante su existencia han pasado por sus diferentes programas más de 30.000 personas. En ese proceso se destaca, de forma especial, la importancia que ha tenido el Programa de Educación Teológica Continua, el cual ha desarrollado una propuesta de formación bíblica a partir de los territorios donde se localizan las diversas congregaciones. En las décadas de los años 70 y 80 la CTE, para masificar el entonces Programa de Extensión, mantuvo subsedes en Antofagasta, al norte del país, y en Concepción, Temuco y Punta Arenas hacia el sur. Gradualmente, en la década de los años 90, esta modalidad se vio disminuida por factores esencialmente políticos, (recuperación de la democracia) y económicos (ausencia de colaboradores/as ecuménicos) lo que además reflejó la disminución de la cooperación económica de agencias europeas, norteamericanas o iglesias hermanas de los mismos lugares. Cabe destacar que la última colaboradora ecuménica fue un aporte de Mission 21, luego de lo cual no se ha tenido esa posibilidad. En esos años la presencia de colaboradores/as ecuménicos permitía dedicación exclusiva a las tareas docentes en la CTE. Ello contribuía a enriquecer esta importante labor que la CTE desarrollaba. Esta nueva realidad, a partir de fines de la década de los 90, desafío a la CTE a incorporar docentes nacionales con formación en facultades de teología o universidades chilenas o extranjeras.
Actualmente, el cuerpo docente es mayoritariamente nacional, formado por doctoras, doctores, magísteres y licenciados/as provenientes de diversas denominaciones evangélicas, sean o no miembros de la CTE. Integrado por mujeres y hombres quienes desde la pandemia desarrollan su labor en la modalidad virtual, aun cuando se mantienen algunas actividades presenciales, tales como conferencias, talleres, celebraciones litúrgicas, entre otras. Es un cuerpo docente que, en parte, se desempeña a honorarios por tiempos limitados. Es decir, docentes que ofrecen una o dos materias, pero no pueden dedicar más tiempo a otras tareas académicas, como las de investigación o publicación de trabajos específicos. Hay, sin embargo, un grupo de cinco docentes con contrato indefinido que cubren de media hasta un cuarto de jornada laboral.
Destacable es que el año 1985, cuando el pastor presbiteriano Luis García era presidente, se obtuvo la Personería Jurídica de Derecho Privado, N° 131, con fecha 7 de febrero, otorgada por el Ministerio de Justicia.
En las décadas mencionadas, la CTE editó regularmente una revista (Teología en Comunidad), desarrolló el Proyecto Video, para dar soporte a la realización de cursos en distintos lugares del país; una línea de publicaciones, a través de la cual publicó una cantidad significativa de libros y antologías, material impreso en su propia imprenta.
Es importante mencionar que, a partir de los años 90, y especialmente con la llegada del siglo XXI, la CTE se dio a la tarea de reorientar, potenciar y trabajar a partir de las necesidades de las iglesias y del pueblo evangélico en general, pero teniendo en cuenta la nueva realidad que comenzó a vivir como institución. En este nuevo contexto, se formulan Planes Estratégicos con duración de cinco años, incorporando las diversas posibilidades y considerando los nuevos desafíos. También continúa la búsqueda por aumentar el número de estudiantes de iglesias pentecostales al programa de Educación Regular.
Podemos decir que la fundación de la CTE marcó un antes y un después en la historia de las iglesias evangélico-protestantes chilenas, en la medida que responde al creciente interés por la formación teológica de pastores y pastoras, laicos y laicas, para responder a las necesidades y desafíos que enfrentan las congregaciones a lo largo del país. Esta práctica se fortalece gradualmente, aun cuando no hay una historia de gran cantidad de estudiantes en el Programa de Educación Regular. La mayoría de los cursos alcanza alrededor de 12 a 18 alumnos por año, y de ese número hay un porcentaje que deserta. Las iglesias históricas son las que más han enviado estudiantes. Por ejemplo, casi el 80% de los/as pastores/as activos/as en la Iglesia Metodista de Chile cursaron sus estudios en la CTE. En el caso de la Iglesia Evangélica Luterana en Chile, el porcentaje es parecido, al igual que la iglesia Evangélica Presbiteriana en Chile. Las iglesias pentecostales miembros de la CTE han tenido mayor presencia en el programa de Educación Continua, debido a la facilidad de recibir docentes de la CTE en sus templos, dado que, en su mayoría, no exigen estudios teológicos formales como requisito para la ordenación pastoral.
Durante la segunda década del siglo XXI, debido a la precariedad jurídica de los centros o facultades de teología evangélico-protestantes, se inició un diálogo amplio, facilitado por la Oficina Nacional de Asuntos Religiosos, tendiente a la búsqueda de convenios específicos que permitieran el reconocimiento por el Ministerio de Educación de los títulos o certificados otorgados por las entidades evangélicas de educación teológica que cumplieran con los estándares requeridos. Como resultado de ese proceso, únicamente la CTE logró establecer un Convenio de Reconocimiento de Grados con la Pontifica Universidad Católica de Valparaíso. Fruto de este convenio, contamos con más de 45 licenciados y licenciadas en Estudios Teológicos, Bíblicos y Diálogo Ecuménico, algunos/as de los/as cuales han proseguido estudios de post grado en universidades chilenas o extranjeras.
Además, la CTE ha establecido convenios internacionales con la Facultad del Seminario Evangélico Unido de Teología (SEUT), de Madrid, España, y con el Instituto Superior de Ciencias Religiosas de Barcelona (ISCREB), España.
En sus 59 años de historia, la CTE ha profundizado su vocación de contribuir a la reflexión y formación teológica ecuménica de nivel académico, con sentido crítico, incorporando además su preocupación por el diálogo interreligioso, lo que se expresa en su participación activa en la Asociación de Diálogo Interreligioso para el Desarrollo Humano, ADIR, Chile.
Ante la necesidad de actualizar y dar respuestas a temas teológicos emergentes, la CTE ha creado tres cátedras teológicas específicas, fortaleciendo así la formación del estudiantado e incorporando temas relevantes que exigen, desde la teología, respuestas e insumos. Las cátedras son: Teología y Medio Ambiente; Justicia de Género y Teología; Teología, Diálogo Interreligioso y Derechos Humanos. Además, mantiene preocupación permanente por incorporar nuevos temas de interés, lo cual canaliza a través de cursos, conferencias o semanas teológicas. Entre estos cabe destacar: el fundamentalismo; las migraciones; la violencia intrafamiliar; la estabilidad democrática en América Latina y el Caribe.
La Comunidad Teológica, sigue siendo un sueño, al cual adscriben sus iglesias miembros, el cuerpo directivo, docentes, estudiantes, administrativos, egresados y egresadas, agencias e iglesias hermanas de Europa y Norteamérica.
En la actualidad, la CTE recibe estudiantes de más de 35 denominaciones diferentes a nivel nacional.

Prof. Dr. Daniel Godoy
Rector

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Santiago – Concepción

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